Del periodismo a la literatura, de la literatura al periodismo. Una relación incandescente.
Las Santafereñas según Silva
Nota ligera del poeta bogotano José Asunción Silva.
SANTAFEREÑA
Son dos. Las verá usted siempre entre las ocho y las diez de la mañana cuando el sol empieza a templar la atmósfera de las calles y a producir agitación en ellas. Van siempre juntas y son muy parecidas aunque la estatura de la mayor es como en dos pulgadas superior a la de la otra.
Visten de negro, llevan la mantilla con esa perfección que inventó la señora bogotana para hacer más visible el seno y sugerir las líneas del talle. Rosaditas, frescas, muy robustas y de baja estatura, ágiles y casi precipitadas llevan tras de sí una estela de juventud. Los ojos negros, pequeños, muy redondos, saltones, vivarachos y expresivos, contrastan con el puro color rosado de las mejillas y con el rojo de los labios.
Las narices cortas, un poquito romas vueltas hacia arriba con no sé qué expresión de desafío, parecen el complemento riguroso de aquellas dos caras bogotanas, que a por las narices parecerían desprendidas de un cuadro de Murillo. Con el paso precipitado parece que fueran decididamente a sojuzgar el territorio de los varones y en pos de ellas va siempre uno, o van muchos de sus admiradores.
Cuando pasan cerca a mí bañadas por este sol tibio de la Sabana, alcanzo el perfume del sexo y una poderosa sensación de vida y de salud me fluye por las venas (…)
(Estas prosas salieron a la luz en El Telegrama, en 1891, y fueron recuperadas por Lecturas Dominicales de El Tiempo en mayo 19 de 1996. Aunque se publicaron de manera anónima, su autor fue Silva, como lo garantiza su biógrafo Enrique Santos Molano.)
Comentarios
Publicar un comentario